¿Quieres un snack fácil y delicioso para acompañar tu película favorita? Con su textura crujiente y su sabor irresistible, es el aperitivo perfecto para disfrutar en cualquier momento!
Tiempo de Preparación: 10 Minutos
Tiempo Total: 10 Minutos
Porciones: 1 Porciones
Pochoclo es como llamamos a este alimento en Argentina. También son válidos los otros nombres con los que es conocido: palomitas de maíz, popcorn, pororó, pururú, pipoca, crispetas, rositas, canguil y un largo etcétera.
Lo realmente importante no es su nombre, sino ese cariñoso hábito que hemos tomado por usarlos de compañía en el cine o para ver películas en casa. Ahora que vivimos en la época de las series de streaming, quizás es el mejor momento para aprender a prepararlos en casa.
Al ser bocaditos tan pequeños, son buenos como snack. Y el hecho de que puedan saborizarse de distintas formas los hace más entretenidos. Incluso hay nutricionistas que recomiendan prepararlos con edulcorante en lugar de azúcar, siendo así un excelente alimento para bajar de peso.
Maíz Pisingallo
Colocar una olla en una hornalla a fuego medio y verter un poco de aceite. Desparramar y añadir el maíz pisingallo (la cantidad de maíz debe ser tal que no permita que queden encimados).
Tapar y dejar cocinar. Cada un minuto, mover ligeramente la olla. Cuando dejen de explotar por más de cinco segundos, destapar y extraer los pochoclos.
Para saborizarlos, podés añadirles salsa de caramelo, salsa de frutilla o la que vos prefieras.
Consejo: para evitar que queden pegajosos, llevar al horno sobre un papel manteca a 120º por entre 30 y 45 minutos.
Según la información disponible, el maíz se cultivó por primera vez hace 9000 años en lo que sería el actual México. Los arqueólogos han encontrado pochoclo con una antigüedad de miles de años. En México, por ejemplo, se hallaron restos de pochoclo que datan del 3600 a. C. Hay historiadores que sostienen que el maíz pisingallo sería el primer tipo de maíz conocido por la humanidad.
En México suelen prepararse al instante, volcando el maíz en calientes ollas de barro, o bien poniendo los granos sobre ceniza ardiente. El pochoclo también ha sido utilizado con fines rituales por los mayas en la península de Yucatán.
Cristóbal Colón declaró que observó a los nativos hacer sombreros e incluso corpiños con pochoclo, que luego vendían a los marineros.
Uno de los más famosos cronistas españoles, Bernardino de Sahagún, detalló en la Historia General de las Cosas de Nueva España: "también una serie de jóvenes mujeres bailaron, luego de lo prometido, una tipo de baile de palomitas de maíz. Tan grueso como borlas de maíz resultaban sus guirnaldas de palomitas de maíz y estas eran colocadas sobre la cabeza…".
Otro pasaje del mismo texto describe: "Se dispersaron antes de que el maíz se tostara, llamado por los nativos momochitl, que es una variedad de maíz que al resecarse se quiebra y es ahí cuando florece su contenido que se parece a una muy blanca flor; se decía que eran granizos ofrecidos a los dioses del agua".
Cerca del año 1612, unos exploradores de Francia registraron que los indígenas iroqueses acostumbraban a hacer explotar el maíz utilizando arena ardiente y potes de arcilla. También documentaron que en las cenas iroquesas se habituaba a consumir sopas y cerveza elaboradas a partir de pochoclo.
En el siglo XVIII, los indígenas de Chile también producían pochoclo con la técnica de arena con el fin de molerlo y luego elaborar una harina que se consumía como bebida caliente o fresca.
El sabio sacerdote jesuita Abate Molina la describió de la siguiente manera en el año 1788: "una bebida suficientemente gustosa, y una harina bastante útil, acostumbrando primero a molerlo y tostarlo en un baño de arena: para esta operación suelen preferir otra especie de maíz que hacen llamar Caragua, que aunque tenga menor medida en sus partes, se hincha de modo tal en aquel baño de arena, que gana un volumen mucho mayor que los demás tipos, y brinda una harina más blanca y más ligera, que al disolverse en agua caliente o fresca junto a algo de azúcar, forma dos bebidas diferentes, llamadas Chercan y Ulpo".
En el año 1885, un inventor de Chicago (Estados Unidos) llamado Charles Cretors fabricó la máquina comercial para crear pochoclo. El 10 de agosto de 1891 solicitó que se le concediera la patente para su invención, la cual le fue otorgada dos años después, cuando su invención fue presentada en la Exposición Mundial Colombina de Chicago.
La costumbre de comer pochoclo en cines se instaló como moda en los Estados Unidos entre los años 1929 y 1933 durante los inicios de la época de la Gran Depresión.
Esta costumbre norteamericana se extendió a mediados del siglo XX y comer pochoclo mientras se miran películas terminó convirtiéndose en una costumbre general a nivel mundial, razón por la que casi todos los cines lo venden en sus establecimientos y la gente lo prepara o compra hecho para disfrutar consumiéndolo frente a su televisor, computadora o celular.
Porción: 1 Porción ( 100g ) | Calorias: 0kcal | Carbohidratos: 0g | Proteínas: 0g | Grasas: 0g | Grasas saturadas: 0g | Colesterol: 0mg | Sodio: 0mg | Azúcar: 0g | Fibra: 0g | Grasas Insaturadas: 0g | Grasas Trans: 0g
*Disclaimer NutricionalPublicado por Federico Quevedo, el 10 de noviembre de 2021.
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