¿Te apetece probar una deliciosa tarta de ricota? Descubre cómo hacerla de manera fácil y rápida con esta receta única y sorprende a todos con su sabor cremoso y suave!
Tiempo de Preparación: 20 Minutos
Tiempo de Cocción: 40 Minutos
Tiempo Total: 1 Horas
Porciones: 10 Porciones
Un postre muy incluido en las meriendas argentinas, infaltable en las panaderías y en la mesa dulce de muchas celebraciones.
Una masa firma con un relleno cremoso gracias a la ricota. Se trata de un postre delicioso y propio para compartir acompañado de mate, té o café.
Te aseguro que esta receta no es difícil, aunque requiere ciertos trucos. Hoy vas a aprender cómo hacerla y vas a preferir su versión casera por sobre cualquier otra.
200gr Azúcar
200gr Manteca
2 Huevos
Ralladura de Limón
2gr Polvo para Hornear
2gr Sal
400gr Harina
Lavar bien el limón y rallar su cáscara. Colocarla en un bol y agregar la harina, el azúcar, el polvo para hornear y la sal. Batir bien y añadir la manteca bien fría. Volver a batir entre 5 y 10 minutos.
Una vez integrado todo, incorporar los huevos y mezclar.
Ya lista la integración, volcar a la mesada y mezclar utilizando la técnica del fresado (explicado en el video). Envolver con un film y refrigerar por una hora.
Sacar la masa cuando esté lista, romperla y volver a unirla. Enharinar la mesada y la masa. Estirarla con un palo de amasar hasta que tenga el tamaño necesario para el molde.
Colocar la masa en el molde. Cortar el excedente y moldearla con los dedos para que quede prolija. Pincharla con un tenedor en su base. Luego, cortar un cuadrado de papel aluminio y colocarlo en el centro.
Volcar algo con peso para evitar que la tarta se eleve durante la cocción. Llevar al horno a 180º por un tiempo aproximado de 10 minutos. Sacar del horno y pincelar con huevo. Volver a llevar al horno por alrededor de 10 minutos o hasta que el huevo se coagule. Opcional: podés cubrir los bordes de la tarta con papel aluminio para evitar que estos se tuesten durante la cocción.
Para el relleno, volcar en un recipiente la ricota, el azúcar, la maicena, la crema de leche y los huevos. Batir hasta integrar y obtener una mezcla líquida. Volcar el relleno en la tarta hasta cerca de los bordes.
Enharinar la mesada y utilizar el sobrante de la masa. Amasar y estirar hasta que tenga el diámetro aproximado del molde. Tapar el molde con la masa y cortar el excedente. Pincelar las tapas con huevo.
Llevar la tarta al horno (previamente precalentado) a 180º entre 40 y 45 minutos. Una vez pasado el tiempo, ya estarán listas para degustar.
Estrictamente hablando, la ricota es un producto estacional de origen siciliano o romano, que en el pasado se elaboraba con leche de ovejas sardas y sicilianas. Algunos registros permiten asumir la posibilidad de que el pueblo judío fuera el responsable de descubrir la manera de elaborar la ricota.
Los historiadores consideran que el primer momento en que este producto aparece en forma documentada fue en los textos publicados de la mano del griego Ateneo, que tuvo entre sus méritos el haber registrado distintos alimentos y recetas entre los siglos II y III A.C.
En la península italiana, su producción se remite a la Edad del Bronce. Durante el período del 2.000 a. C., empezaron a ser frecuentes las vasijas de cerámica que en su entonces eran llamadas calderas de leche. Por lo visto, eran exclusivas de la península. Su diseño fue hecho para que la leche pudiera servirse a una temperatura alta y evitar que el contenido se derramara. En estas calderas se elaboraban distintas clases de quesos frescos a base de leche entera que se coagulaban con ácido.
En un momento del siglo X a. C., la elaboración de quesos coagulados con cuajo superó considerablemente la elaboración de quesos frescos de leche. Esto se debió a que aquel queso ofrecía una conversación más duradera en el tiempo. Este aumento de la producción trajo consigo una amplia disponibilidad de un subproducto que es el suero lácteo. Tiempo después, los queseros responsables se dedicaron a implementar una receta nueva que utilizaba una combinación de este suero con leche para obtener como resultado la tradicional ricota como hoy en día es conocida.
Si bien los romanos de la Antigüedad preparaban ricota, escritores como Marco Terentuis Varro, Catón el Viejo o Columela, dedicados a los registros de la agricultura, no lo mencionan. Sí dejaron registro de la preparación de queso coagulado con cuajo entre sus escritos, pero nada sobre el queso coagulado con ácido ni tampoco sobre las calderas de leche. La razón posible de esto puede ser que la ricota no era un producto rentable debido a su reducido tiempo de vida útil, lo que la tornaba inaccesible para los mercados urbanos. No obstante, existen pinturas que sirven para evidenciar, al igual que en la literatura índica, que la ricota era conocida e incluso habitualmente consumida por la aristocracia de Roma.
Los pastores de los Apeninos todavía empleaban hasta el siglo XIX d. C. las calderas de cerámica para la leche necesaria en la producción de la ricota. En los tiempos actuales, las calderas de leche utilizadas son metálicas, aunque los métodos de elaboración han variado de manera notable.
El paso del tiempo trajo consigo un mejoramiento tanto en las técnicas de elaboración como en la conservación de este producto, volviéndolo un alimento de gran exportación junto a los granos de Trigo en Sicilia. Además, formó parte importante en la dieta semanal de los sicilianos y se acostumbraba a elaborarla por medio de leche de cabra o de oveja, en su defecto. Los postres que incluyen ricota, en su mayoría, son de origen siciliano. Por ejemplo, una antigua versión de la torta de queso son los panqueques de ricota.
La ricota era también un tradicional alimento para los habitantes cristianos de Sicilia. La torta de cassata es considerada un plato de tradición en tiempos de Pascua, e incluye un relleno de crema de ricota. El zeppole era considerado una comida propia del día de San José e incluía ricota en su preparación original.
Hoy en día, la ricota se prepara utilizando el suero de leche, que se acidifica con vinagre o limón y es llevado al fuego hasta ebullir. Se separan y se cuelan sus componentes sólidos para generar el resultado de la vera ricotta, que acostumbra a servirse fresca. Su resultado es de color marfil y con un sabor láctico ligeramente dulce y fresco.
La ricota industrial, por su parte, emplea técnicas diferentes para su fabricación y generalmente emplea leche entera, en ocasiones sin suero. Esta leche, para mejorar la cuajada, puede mezclarse con el suero y neutralizar el ácido presente en este, para así aumentar su producción en masa.
Porción: 1 Porción ( 92g ) | Calorias: 385kcal | Carbohidratos: 50.6g | Proteínas: 5.7g | Grasas: 17.9g | Grasas saturadas: 10.7g | Colesterol: 87.8mg | Sodio: 117mg | Azúcar: 20.3g | Fibra: 1.1g | Grasas Insaturadas: 7.2g | Grasas Trans: 0.7g
*Disclaimer NutricionalPublicado por Federico Quevedo, el 23 de marzo de 2022.
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