¿Quieres disfrutar de un postre clásico y delicioso? No te pierdas esta receta de Flan de Huevo. Con su textura suave y sabor dulce y cremoso, es perfecto para consentirte a ti mismo o sorprender a tus seres queridos.
Tiempo de Preparación: 15 Minutos
Tiempo de Cocción: 45 Minutos
Tiempo Total: 1 Horas
Porciones: 4 Flanes
Un postre que nunca podría faltar en la carta de un restorán es el flan. ¿Acaso debemos preguntarnos por qué? ¡Es el favorito de todos! Bueno, tal vez no de los niños, que prefieren los helados, ¡pero sí de los adultos!
No hay mejor forma de coronar una buena cena que con el cierre de un flan con crema. Esa cucharada primera en la que saboreamos la textura de su cuerpo, la dulzura de su caramelo y la suavidad de su crema es para cerrar los ojos y sentir que caminamos sobre nubes.
Yo soy uno de esos fanáticos que tiene por objetivo probar todas las versiones del flan que existen y darlas a conocer al público. Por eso en mi canal vas a encontrar las siguientes variantes de flan: de nueces, de almendras, de leche condensada, de naranja, de chocolate, de Nutella, parisino, de queso crema, de leche condensada y muchos más. Hoy toca empezar con la fórmula original: el flan de huevo.
4 Huevos
500gr Leche
100gr Azúcar
Caramelo
100gr Azúcar
Agua
Para empezar por el caramelo, pondremos una sartén a fuego medio y añadimos el azúcar, esparciéndolo bien en la sartén. Añadir poca cantidad de agua para humedecer y dejar al fuego hasta que burbujee. No mover.
Cuando el caramelo esté listo, volcarlo en los respectivos recipientes y esparcirlo para que cubra todos los espacios. Para saber si el caramelo está listo, mojar un papel en el caramelo hasta que el papel tenga un color cobrizo.
Para el flan, poner los huevos en un bol, añadiendo luego el azúcar y la leche. Batir o revolver hasta integrar bien. Consejo: usar los ingredientes a temperatura ambiente. Esto facilitará que el azúcar se disuelva.
Volcar la preparación en cada recipiente y llevarlos a un molde u objeto similar (plano).
Llenar el molde con agua hasta que cubra la mitad o ¾ parte de los recipientes. Llevar al horno a 180º por más o menos 45 minutos.
Una vez cumplido el tiempo, sacar del horno y dejar que repose a temperatura ambiente. Una vez frío, reservar en la heladera.
Consejo: al momento de comer el flan, para que el caramelo esté bien líquido, te recomiendo colocar el recipiente en un molde y cubrirlo parcialmente con agua hirviendo, lo que lo va a ablandar (detallado en el video).
Este amado postre está presente desde tiempos remotos en las cocinas. Pareciera que los paladares y el flan fueron hechos para ser mutuamente amigos. La historia del flan es la historia de un manjar inoxidable.
A la hora del postre, este el clásico de los clásicos. ¿Qué derecho de piso pagó el flan para haber conseguido ese nombramiento? Tal vez siglos y siglos de historia sean más que suficientes, porque si pensamos en rastrear su origen debemos remontarnos a los tiempos remotos en que los romanos comenzaron el aprendizaje de domesticar los pollos y las gallinas, por lo que había todo tipo de recetas a base de huevo disponibles. Claro que, en aquel entonces, el azúcar todavía no aparecía en escena.
La dulzura es algo que se busca. Y en el caso del flan, tuvo que buscarse en algún momento, porque en sus comienzos era un plato salado. Bajo el nombre de tyropatina, era un producto elaborado a fuego lento que, una vez que se tornaba espeso y compacto, se hervía con un condimento especial. Adiviná cuál… ¡Pimienta! Así es. Los romanos de la Antigüedad amaban aquella especia y la ponían hasta en la sopa. Pero el paso de los años hizo que ese condimento fuera olvidado (menos mal) en la receta. Tomémoslo como un "acá no pasó nada".
Si hubiese que pensar en un inventor del tyropatina, podríamos hablar de Marco Gavio Apicio, pero la verdad es que no existen fuentes confiables como para asumir que la invención del flan es de su autoría. Más bien podemos suponer que la receta del flan era muy anterior y este histórico chef se encargó de detallarla en sus escritos.
Sin embargo, donde sale un ingrediente, entra otro: y este era el momento para que las trompetas y banderas anunciaran la soberana llegada de la miel. De esta manera, el flan se fue no sólo perfeccionando sino masificando, llegando a tener una amplia popularidad durante la Edad Media, coronándose como una elaboración típica de la Cuaresma. Los monjes de los monasterios preparaban flanes de todo tipo, incorporándoles los ingredientes que tuvieran a mano para solventar la falta de carne: así, llegaron a existir flanes de frutos secos, flanes de vegetales y hasta flanes de pescado. Es en este período de la historia en el que aparece el azúcar, destronando a la miel y quedándose de una vez y para siempre. Este ingrediente apareció gracias a los árabes, que lo llevaron al sur de Italia, España y Francia, así que ellos epilogaron la identidad esencial del flan.
Este postre adquiere su nombre precisamente en el siglo VII, donde el idioma fráncico lo designó como flado, lo cual hacía referencia a una especie de torta plana. Así, su denominación se mantendría estable por un largo tiempo, aunque no así su receta. Si bien mantuvo sus ingredientes básicos (leche, huevos y azúcar), los españoles lo consideraban un alimento saludable al punto de que llegaron a preparar 1475 variantes del flan. Cuando sucedió su llegada a América, se abrieron las puertas para que aparecieran las nuevas versiones definitivas que se quedarían hasta nuestros días. Y, entre ellas, no podía faltar la argentina. ¿Cuál sería? Bueno, ¿te suena el flan mixto?
Porción: 1 Flan ( 235g ) | Calorias: 339kcal | Carbohidratos: 56.9g | Proteínas: 12.1g | Grasas: 7.9g | Grasas saturadas: 2.7g | Colesterol: 230.1mg | Sodio: 130mg | Azúcar: 56.9g | Fibra: 0g | Grasas Insaturadas: 5.1g | Grasas Trans: 0g
*Disclaimer NutricionalPublicado por Federico Quevedo, el 30 de marzo de 2022.
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