Este bizcochuelo es infalible, sale siempre y además es muy esponjoso y super rico. Preparación clave para cualquier torta que quieras hacer.
Tiempo de Preparación: 10 Minutos
Tiempo de Cocción: 50 Minutos
Tiempo Total: 1 Horas
Porciones: 10 Porciones
El bizcochuelo es la base de todas las tortas. Es clave que sea rico y esponjoso, por lo que en esta receta vas a encontrar el paso a paso para conseguir una preparación infalible. Vas a poder usarlo como acompañamiento para el café con leche o para decorarlo. ¡Súper útil para quienes estén interesados en incursionar en el mundo de las tortas!
3 Huevos
200gr Azúcar
100gr Aceite
240gr Harina
180gr Leche
10gr Polvo para Hornear
10ml Jugo de Limón
Sal
Esencia de Vainilla
Enmantecar y enharinar el molde, reservar en el freezer.
En un bol agregar los huevos y batir bien mientras vamos agregando el azúcar de a poco.
Agregar la esencia de vainilla, el aceite y la leche mientras batimos.
Agregar la harina y el polvo para hornear, preferentemente en un tamiz. Agregar la sal, el jugo de limón y batir lo menos posible hasta integrar todo.
Volcar la preparación en el molde y llevar al horno a 180° por 50 minutos.
Lo particular del bizcochuelo es que permite a los cocineros amateurs y a los amantes pasteleros una creación permanente y la posibilidad de probar nuevos sabores. Además, permite que los gustos y modas de las diferentes sociedades se reconviertan constantemente.
La historia del bizcochuelo se remonta a la antigüedad. En aquel entonces, los primeros bizcochuelos eran diferentes a los que acostumbramos a servir en la actualidad. Eran más cercanos a un panificado y eran endulzados con miel.
La línea divisoria entre el pan y la torta se desdibujaba bastante: en la época romana, la manteca y los huevos se añadían con frecuencia a la misma masa básica del pan, dándole así una textura que se definía como "cakelike". A menudo se les añadían nueces u otros frutos secos. Los egipcios de la antigüedad pertenecieron, según los historiadores gastronómicos, a la primera cultura en presentar evidencia de aptitudes avanzadas en la técnica del horneado. También hay antecedentes que proceden del siglo X a. C. basados en representaciones plasmadas en el sepulcro de Ramsés III en Tebas.
El diccionario inglés de Oxford ubica el término inglés cake (pastel) alrededor del siglo XIII. Resultaría de una derivación de "kaka", una antigua palabra de origen nórdico. La torta es, por tanto, una contribución vikinga a la cultura de los ingleses. La palabra nórdica "kaka", a su vez, se relaciona con un conjunto de palabras germánicas.
La palabra "bizcochuelo" es una derivación de "bizcocho", que a su vez proviene de la expresión latina bis coctus, que significa "cocido dos veces".
En España y algunas naciones de Latinoamérica es llamado "bizcocho", mientras que en países como Argentina, Uruguay y Paraguay se lo llama "bizcochuelo". También es llamado "queque" en Costa Rica, Perú, Chile y Canarias.
Desde una perspectiva terminológica, las tortas estaban hechas, prácticamente, de pan. Sus rasgos distintivos eran principalmente su forma (plana y redonda) y el hecho de que la corteza de ambos lados era dura, ya que se los volteaba durante la cocción. La aplicación de la doble cocción permitía que se pudieran conservar por largo tiempo, lo que los convirtió en un alimento usado ampliamente por navegantes y soldados romanos.
Durante la Edad Media y el reinado de Isabel, tanto el contenido como la forma de los bizcochuelos eran de tamaño pequeño. Los panaderos de la Europa medieval con frecuencia preparaban pan de jengibre y tortas de frutos secos, que eran alimentos que podían durar muchos meses.
El consenso entre los historiadores de la gastronomía muestra que el antepasado de las tortas modernas (con forma redonda y glaseadas) fue horneado y cocinado por primera vez en la mitad del siglo XVII en Europa. Esto se debió, principalmente, a la disponibilidad de los ingredientes (azúcar refinada) y a los avances de la tecnología (fabricación y disponibilidad de moldes alimentarios, hornos más fiables).
En aquel entonces, los aros de torta eran moldes circulares que se introducían en bandejas planas de hornear y que permitían dar forma a los pasteles. Estos moldes podían ser de diversos materiales: papel, madera o metal. Algunos moldes podían ser ajustables. A menudo se utilizaban bandejas para tortas.
Los primeros glaseados consistían en una composición hervida del azúcar más refinada disponible, claras de huevos y ciertos saborizantes. Este glaseado era vertido en el bizcochuelo. Después, la torta se devolvía al horno por un rato. Cuando se la extraía del horno, el glaseado recuperaba su temperatura ambiente y así formaba una cubierta brillante y dura. Muchas tortas hechas en aquella época aún contenían frutas y frutos secos (cítricos, pasas, grosellas, etc.).
Fue recién a mediados del siglo XIX que apareció en escena el bizcochuelo, pastel o torta tal como es conocido en la actualidad: preparado con harina blanca refinada y polvo para hornear en lugar de levadura.
Porción: 1 Porción ( 92g ) | Calorias: 289kcal | Carbohidratos: 39.7g | Proteínas: 5.4g | Grasas: 12.4g | Grasas saturadas: 5.7g | Colesterol: 68mg | Sodio: 137mg | Azúcar: 21.2g | Fibra: 0.7g | Grasas Insaturadas: 6.8g | Grasas Trans: 0g
*Disclaimer NutricionalPublicado por Federico Quevedo, el 25 de febrero de 2021.
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